Crítica de la película "Shame"

Un auténtico fiasco. He de confesar que me he dejado engatusar por la multitud de críticas que ensalzan esta película más allá del séptimo arte. He leído cosas como que hay muchas razones para estar agradecido por "Shame", que pertenece a un cine, fluido, serio, que es demasiado devastadora y brutal para ser reconfortante; una película psicológicamente claustrofóbica, llena de cruda sexualidad, una historia que deja poso, que transmite la amargura, la compulsión y el patético aislamiento interior de un protagonista; que te revuelve , que te altera turbiamente el ánimo, una obra maestra, una de las películas más perturbadoras, salvajes y certeras de los últimos años...
Y no son menos los halagos con que apremian la actuación de los dos actores principales de esta película: Michael Fassbender y Carey Mulligan.
Quizá mi gran error ha sido ese, el haberme dejado influenciar por opiniones de "gente entendida" y el haberme creado unas expectativas ante una cinta que me ha resultado tan vacía, como gris y sedante.
Si tenemos en cuenta el argumento, basado en el supuesto infierno personal que vive un hombre atrapado en su adicción al sexo, cabría esperar poder adentrarnos en la piel y el alma del personaje, poder vivir y recrearnos en la angustiosa desazón de un hombre que vive un tormento.
Mientras procuraba mantener mis ojos lo suficientemente abiertos para poder abarcar toda la pantalla he pasado una hora y media con la esperanza de que la película comenzara. Larguísimos planos vacíos se iban encadenando unos tras otros al compás de una lánguida banda sonora que ayudaba a que la película fuera aún más sedante. Así, que el hecho de que puedan decir que pertenece a un cine fluido me parece una auténtica tomadura de pelo. Respecto a la cruda sexualidad no puedo decir más que las escenas de sexo dejan al espectador, al menos en mi caso, repasando mental y minuciosamente la lista de la compra. Las claves argumentales que le dan sentido al significado de esta historia se regalan casi a bocajarro. Sobre la supuesta sublime actuación del personaje protagonista poco tengo que decir, sólo compadecerlo por lo que tuvo que ser un rodaje tan tedioso como largo.
"Shame" no me ha transmitido amargura, ni me ha alterado el ánimo, aunque he de decir que me ha perturbado  porque de algún modo me he sentido víctima de un fraude.
No me considero gurú en esto del cine pero si me veo en la capacidad de opinar por la cantidad de películas de todos los géneros que consumo. Scorsese, Tarantino, del Toro, los Hermanos Coen, Ridley Scott, Burton, Kubrick, Medem, Boyle, Eatswood, Coppola, Stone, John Ford, Billy Wilder... así podría seguir todo el día. Eso sí en esta lista no habría un lugar para Steve, McQueen, así que por mi parte puede seguir dedicándose al mundo del videoclip y dejar el mundo del cine  para quienes verdaderamente saben.
Puede que esta sea una película como tantas  dirigidas a una minoría. ¿A una minoría qué? Cuando una película es buena de verdad no existen minorías sino masas.
Y yo me pregunto ¿qué hubiera pasado si el gran Almodovar hubiera dirigido esta película o cualquier otra ahondando en el tema de la adicción al sexo? Pues, creo que hubiera sido todo un acierto, lo que se dice un peliculón, una obra maestra a la que predecerían tan malas críticas como se merece esta.
En resumen, "Shame" apesta.